Jordi Llorens, un agricultor de octava generación, se aventuró en la elaboración de vino en 2008 e introdujo sus primeros vinos naturales en la cosecha de 2012. Esta decisión fue influenciada en parte por su vecino y enólogo, Joan Ramon Escoda, en la región de Conca de Barbera.
La familia de Jordi tiene una larga historia agrícola que se remonta a 1779, cultivando vides, almendras, olivos y ganado. Apasionado por las iniciativas de agricultura sostenible, Jordi gestiona aproximadamente 16 hectáreas de viñedos en seis ubicaciones diferentes, produciendo alrededor de 12,000 botellas. Sus viñedos cuentan principalmente con uvas nativas Parellada y Macabeu, complementadas con algo de Garnacha, Cabernet Sauvignon y Syrah. Distribuidos en diversas altitudes que van de 400 a 650 m, todos en suelos calcáreos, Jordi practica métodos químicos libres y holísticos tanto en el viñedo como en la bodega. Las posiciones elevadas y la proximidad al Mediterráneo contribuyen a un equilibrio entre días calurosos y noches refrescantes. Jordi fomenta la biodiversidad permitiendo que crezcan hierbas y flores, promoviendo la salud del suelo, el equilibrio del viñedo y la complejidad en los vinos.