Los vinos georgianos provienen de dos principales regiones vinícolas - Este y Oeste - ambas ofreciendo su propio estilo distintivo. En el Este, particularmente en lugares como Kakheti, los vinos tienden a ser más fuertes con una estructura tánica que mejora con la edad. Uvas como Rkatsiteli, Kisi, Saperavi y Mtsvane dominan aquí. En el Oeste, los vinos elaborados con uvas como Tsitska y Tsolikouri son mucho más delicados, como se ve con productores como Baia’s Wine.
Una de las tradiciones clave en la elaboración de vino georgiano es el uso de qvevri—grandes ánforas de barro enterradas en el suelo. Esta técnica implica prensar racimos enteros de uvas y dejarlas fermentar con pieles y tallos durante períodos prolongados, típicamente alrededor de seis meses. El resultado es un vino con textura, riqueza y estructura únicas. Sin embargo, recientemente, algunos productores han comenzado a alejarse de los métodos tradicionales, buscando expresiones más suaves de las uvas nativas georgianas. Productores como Iberieli, Ori Marani y Lapati están liderando este estilo.
Los vinos georgianos a menudo se sirven mejor un poco más cálidos, con algunos vinos que se abren maravillosamente a temperatura ambiente. También es una gran idea decantarlos. Muchos de estos vinos mantienen su frescura durante días después de abrirlos, y tienden a envejecer bien en la bodega, recompensando la paciencia.
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